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Un proceso para cambiar de hábitos

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Si desglosáramos el proceso de cambio de un hábito en una pauta paso a paso podría ser algo así....

Paso 1: Desarrollar la presencia de conciencia para que, al encontrarnos con una sensación, no reaccionemos automáticamente ante ella.

A veces, si reaccionamos emocionalmente, en lugar de pensar y responder deliberadamente a las cosas que sentimos, podemos quedarnos atrapados en un ciclo de "reaccionar a nuestras reacciones", por así decirlo. A menudo, esto es lo que mantiene un hábito, sea cual sea. Ya sea un anhelo de algún tipo de estímulo (como comida, sexo, etc.), o incluso algo más abstracto (como buscar un tipo específico de información, pero sólo porque interpretamos que "valida" nuestro propio punto de vista).

En resumen, necesitamos ralentizar esta cascada de acontecimientos, de sensaciones que conducen a una reacción emocional, para ser plenamente conscientes del hecho de que estamos reaccionando de forma habitual en lugar de intencionada.

Paso 2: Una vez que somos plenamente conscientes de la sensación y de lo que la ha provocado, podemos preguntarnos a qué propósito sirve nuestra reacción emocional. No basta con dejarse llevar por la sensación o apartarla sin pensar en su causa. Hay dos cosas que es útil tener en cuenta mientras hacemos esto...

Punto #1: Hay una gama de calidades. No todos los hábitos se dividen necesariamente en "buenos" y "malos". Por ejemplo, a veces las personas comen regularmente a una hora determinada porque lo interpretan como algo "estabilizador" en un día que de otro modo parece caótico. Esto es "bueno". Donde este hábito se convierte en "malo" es cuando la misma persona siente una agitación excesiva que le arruina todo el día porque su horario empieza a volverse inflexible y los acontecimientos normales de la vida parecen interrumpirlo continuamente.

Punto #2: Hay una clara diferencia entre un deseo y una necesidad, y ambos pueden cambiar dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, a veces no estamos siendo "perezosos" por tomarnos esa hora extra de sueño. Nuestro cuerpo nos está pidiendo a gritos que descanse para regenerarse. Es una necesidad legítima. Sin embargo, debemos ser muy cautelosos al determinar esto porque a veces un hábito destructivo se racionaliza para que continúe.

Esto puede remediarse a menudo haciéndonos honestamente algunas preguntas, principalmente:

"¿Qué necesidad personal estoy intentando satisfacer? ¿Es realmente una necesidad?" y "¿Este proceso de tratar de satisfacer esa necesidad trabaja realmente en beneficio propio y de los demás?".

Es muy importante darse cuenta de que a veces cultivamos "deseos" que en realidad nos están perjudicando a nosotros mismos y a los demás, aunque nos parezcan inocuos. Que algo "nos haga sentir bien" o que seamos capaces de hacer algo no significa que debamos hacerlo. Como ejemplo extremo, incluso un drogadicto disfruta con lo que hace. Sin embargo, todo el tiempo se están matando lentamente y rompiendo los corazones de las personas que se preocupan por ellos.

Paso 3: Ahora que entendemos su propósito, podemos responder de una manera que sea eficaz. El tipo de respuesta más eficaz puede variar según la persona y su situación.

Algunas personas eliminan por completo el estímulo porque se dan cuenta de que no les sirve. Por ejemplo, a veces las personas dejan "en seco" cosas como la comida basura, el tabaco, la bebida, la pornografía, el sexo promiscuo, etc. porque su razón para no hacerlo es muy fuerte para ellos. En lugar de buscar esas cosas como antes, ahora intentan evitarlas a propósito, así como cualquier cosa que les lleve de nuevo por ese camino.

Para otros, puede que necesiten obtener más información (o incluso ayuda de otras personas) para empezar a enfocar la situación de otra manera. Este es especialmente el caso cuando los desencadenantes parecen inevitables y/o abrumadores. No hay nada "malo", "vergonzoso" o "débil" en pedir ayuda cuando realmente la necesitamos. Sólo necesitamos ser sinceros a la hora de buscar ayuda real y dedicarnos a llevarla a cabo cuando finalmente la encontremos.

Además, a veces necesitamos un punto de referencia "trascendente" (es decir, más allá de nuestras limitaciones individuales como seres humanos físicos). Entregándose a este "propósito superior" es donde muchos encuentran la fuerza para continuar y cambiar a mejor.

Te darás cuenta de que, sea cual sea la situación, suele haber dos cosas presentes que conducen a un cambio duradero:

1. Una razón constructiva para cambiar que sea clara y profundamente significativa para esa persona.
2. Un proceso constructivo que sustituya por completo a cualquier proceso destructivo.

La razón tiene que ser lo suficientemente poderosa como para que la persona no abandone el proceso de ponerla en práctica sólo en parte, y el proceso en sí tiene que ser lo suficientemente exhaustivo como para estar libre de lagunas o incoherencias que puedan inhibir su eficacia.

Lo primero suele ser más importante que lo segundo. Esto se debe a que un proceso puede adaptarse, refinarse y/o cambiarse por completo a medida que se aprende más, pero si no tenemos un propósito claro para hacer algo, ni siquiera es probable que empecemos.

Así que, en resumen
1. Hacer una pausa sin reaccionar
2. Reflexione cuidadosamente sobre el propósito
3. Responder en consecuencia

No tiene por qué ser un proceso lento y doloroso. Con el tiempo, aprendemos a disfrutar sinceramente de aquello que es beneficioso tanto para nosotros como para los demás, experimentando continuamente gratitud por cada momento constructivo.

Gracias por leerme. ♥